De vez en cuando dejo de lado mis cañas de jigging para disfrutar de una jornada de pesca fondeada en busca de espáridos, ya sea en solitario o en compañía de algunos de mis compañeros de pesca. De esta forma he conseguido localizar zonas en las que poder pescar determinadas especies como la chopa, la mojarra, la dorada o el sargo picudo.
Pero una primera deriva incontrolada e indeseada, debida al mal agarre de mi ancla, me llevó a descubrir un pesquero de brecas (Pagellus erythrinus) y a estudiar las circunstancias en las que ese día se dieron unas preciosas y suculentas capturas.
Varias salidas después, algunas con más éxito que otras, me ha dado la posibilidad de aunar una experiencia que hoy compartiré con todos vosotros…