Os voy a contar una historia real de un niño pescador y de sus inquietudes.
Hace unos años había un niño, hijo, nieto y biznieto de pescadores deportivos (si hace tantos años se les podía denominar así). Desde muy pequeño y como no podía ser de otra manera, fue aprendiendo los secretos de la pesca.
Los primeros lances fueron (como creo que para casi todos los pescadores) con una cañita de corcheo y de cebo alguna masilla o gusano. Pero pronto se aburrió de esperar a que los peces se acercaran a comerse la masilla y empezó a pensar como podía hacer para ser él quién se acercase a los peces.