Un gran amigo, David “Celakanto”, hace unos días dejó un comentario en mi blog, que me viene de lujo para dar entrada a este artículo:
“Lo de Juan Carlos con la cámara y la pesca es curioso, le he visto un par de veces hacer lo mismo, está jiggeando, de repente levanta la cabeza como si tuviera una aparición mariana, se pone a grabar… ¡y a los treinta segundos pican!”
A riesgo de que pueda parecer pretencioso, cuando llevas muchas horas de jigging, llegas a notar que los «dentex» están acechando el jig e intuyes que en breve realizaran su embestida.
No sé explicarlo muy bien, un roce al jig en la subida, la forma en que la deriva te mete en la marca, el color del agua, el ruido, la luz, como mueves ese día el jig, pero uno llega a saber cuándo hay muchísimas posibilidades de que vayas a tener una buena picada. Es el momento de preparar la cámara para capturar y posteriormente compartir estos momentos mágicos con la familia, amigos y compañeros de afición…