
De paseo con el kayak. El motor se llama «argyrosomus regius»
Muchas son las dificultades que tenemos a veces para hacernos a la mar con nuestros kayaks, lo primero obligaciones laborales y familiares, la meteorología, el estado del sitio de pesca, etc…y por último el ponernos a pescar en sí. Digo esto porque día tras día aunque todo lo primero cuadre, el último punto es el más trabajoso pues aunque tengo mi kayak a escasos doscientos metros de la playa debo sortear para ello una cuesta de un centenar de metros con un ocho por ciento de desnivel y dos escaleras adyacentes al paseo marítimo con un total de cincuenta y cuatro tediosos escalones. ¡Ah! y a la vuelta de pescar lo mismo (con el cansancio y si hay suerte, algo más de peso)
Con estas credenciales quiero comenzar mi relato puesto que fue además toda esta trabajosa maniobra mañanera lo que sorprendió al amigo Arturo «Caballa« cuando vino a visitar al Equipo Onuba este verano.