Curricán de profundidad desde kayak

Encantado de volver a publicar en Peskama ante un público tan amistoso como versado en esto de la pesca en kayak.
Todo un placer participar con una pequeña aportación, que aunque no es novedosa y seguramente algún compañero, sabrá sacarle mejor partido que yo, estoy seguro de que insistiendo en ella, a más de uno podría ofrecerle jornadas de pesca memorables.

Alguien en una ocasión me dijo “los peces grandes generalmente están abajo”, es posible que algo de razón lleve, es en el fondo donde más especies hay, donde se alimentan y donde frezan, es por esto que casi desde el principio de subirme a un kayak intenté bajar el señuelo lo más posible.

Esta tarea al principio me parecía casi una misión imposible, enroques, pérdidas de aparejos, señuelos, etc., dudas sobre que peso utilizar, que tipo de artificial, cuanta línea largar, pero todo esto no me hizo desistir, no sé si por la obstinación que caracteriza a los pescadores o porque este tipo de pesca combina como ninguna otra, con mi otra gran pasión: el remo.
Como dice el refrán “el que la sigue la consigue” a fuerza de remar, probar y visitar la tienda de pesca para “repostar” la técnica empezó a dar sus frutos.

Pescando desde el lado oscuro

Hay días y días, no siempre se triunfa, pero hay que intentarlo, eso sí con mucha fe en lo que hacemos cuando sabemos que lo estamos haciendo bien. De nada nos sirve mover un señuelo si abajo tenemos un desierto, de esta forma nunca provocaremos la picada, por ello con la técnica no basta. Hay que tener siempre en cuenta los diversos factores que harán que en un momento dado el pez quiera comer y utilizar los medios que tenemos a nuestro alcance para ejecutar la técnica de pesca que estamos empleando a la perfección y solo entonces ocurrirá…

Pero, ¿por qué he titulado este artículo «Pescando desde el lado oscuro«?

Todos los puristas de la pesca con señuelos artificiales hablan del lado oscuro cuando sustituimos la muestra por un cebo natural, y claro no hay cebo más natural que un cebo vivo…

La Felicidad

Una vez más, en una tarde de verano, me apresuré a salir pronto del trabajo para aprovechar una larga jornada de luz y buen tiempo. Y si además, se trataba de un día propicio para la pesca, por su alto coeficiente de mareas, la comodidad de una buena mar, aunque algo de calor por la época, y ese olor a verano, que en la estación que entramos ahora empezamos a echar en falta; era una de las mejores formas de pasar esa tarde, aunque no tuviera suerte en la pesca, seguro que disfrutaría de un buen rato agradable.

Hay días y Días…

Quiero contaros la historia de este que os escribe
que se está haciendo un marino de esos del mar Caribe.

Hallábame en casa un día navegando por las webs,
en ese mar proceloso al que llaman Internet
andaba yo así buscando cuando encuentro sin querer
una página que hablaba de pescas al amanecer,
hablaba de pesca en kayak, güena gente, armonía
y noto que un gusanito se me come día a día.

Al poco ya aquí me veo, con un kayak que “tuneo”
para buscar con esmero algún pargo, sargo o mero
y si nada de eso encuentro no me importa porque tengo
compañeros de aventura que me ayudan a encontrar
la paz para mi alma y para mi mente solaz.

Un saludo compañero y como dice Sir Owen’s
nos veremos en la mar!!!.

De esta forma, casi por casualidad como tantos otros, hoy aficionados a la pesca en kayak conocí hace ya algunos años Peskama.

La culpa fue de mi hermano

La culpa fue de mi hermano. ¡¡¡ALABADO SEA!!!

Saludos a toda la comunidad de pesca en kayak y a los amigos que tengo en ella. Gracias a PESKAMA y colaboradores,  sobre todo a Arturo “Caballa” por todo su apoyo, consejos y sobre todo por su tiempo, que si es verdad vale oro, tiene que ser millonario y no me cabe duda de que lo es en felicidad y amigos.

Como dije, la culpa de que hoy esté por aquí contando mis aventuras y desventuras con esta modalidad de pesca, la tiene mi hermano, Jorge “Skorpio” por cierto ¡¡¡ALABADO SEA!!!

Mi mejor día de Pesca

Sin lugar a dudas, el 26 de septiembre fue mi mejor día en cuanto a pesca se refiere; y es así porque después de algunos intentos fallidos por fin tenia la pieza, que en distintas ocasiones había salido victoriosa, pero esta vez no, esta vez la tenia encima de mi montura después de unos 20 minutos de dura lucha en la cual no quería darle ni un milímetro de hilo pero tampoco quería forzar el equipo que otras tantas veces me había fallado por uno u otro motivo.

¡Clava Fernando, clava!

Y de pronto, el silencio se rompe, ¡¡¡clava Fernando, clava…!!!

Las especies que aquí habitan no dan tregua, estamos según palabras de Juanjo en “El mejor pesquero de Europa”. Cierto, el mejor, pero también el más exigente, bajo el casco de nuestra embarcación hay auténticas bestias que no nos van a dar tregua una vez se sientan prendidas de nuestro “assist”.

No hay mal que por bien no venga

4:00 de la mañana, no puedo dormir, el pequeño llora, intento recuperar minutos de sueño entre llanto y llanto pero son las 5:30 y no puedo pegar ojo. ¿A dónde voy? ¿A dónde va a ir un aficionado a la pesca? Pues a eso, a pescar, o por lo menos a intentarlo ya que llevo mucho tiempo sin pinchar otra cosa que no sea un filete en el plato, la cosa está floja y cada bolo, aunque desanima, me da más ganas de salir a echar el rato, eso sí, en kayak por supuesto, espero pronto poder compartir con los compañeros una captura decente.

Cara y Cruz de una Semana Santa

Muchos pueden creer que la pesca a jigging desde kayak es muy efectiva a la vista de las capturas que damos a conocer a través de nuestras publicaciones, pero lo que sí nos da resultado es la fe en una técnica y la perseverancia de nuestras intenciones.

Después de 5 salidas sin tocar escama, muy esporádicas a lo largo de lo que va de año debido a una larga lista de pruebas médicas, la semana santa me ha servido para desconectar totalmente del estrés diario, incluso de Internet, y contar con diez días de los que tan sólo en dos ocasiones he podido salir a pescar con desigual resultado.

Pescando en la Atlántida

¿Ciencia ficción? ¿Quizás un sueño? No, señores. Pero así es como he empezado el año gracias a la siempre bienvenida invitación de un grandísimo pescador, Víctor «Rodrigo«, que junto con Toni y Dani “Dorada” me daba la oportunidad de mover los jigs en aguas del Estrecho. Una escuela para todos los jiggers, una dura prueba para el material y un castigo para la musculatura.

Aunque estamos en un blog de pesca desde kayak, experiencias como la vivida a bordo del “Zurazu” me permiten poner en práctica todo lo que he aprendido a bordo de mi embarcación y que, llevado a los extremos en los que nos tenemos que mover para pescar a 150m de profundidad, puede convertir una mañana de sucesos en una tarde de ensueño.