Pudo ser una tragedia…

que nos sirva de reflexión.

Lo que prometía ser una jornada de pesca maravillosa bien pudo acabar en tragedia, sirvan estas líneas para que este accidente que he sufrido nos mantenga alertas en todo momento.

Era la segunda vez que quedaba en persona con nuestro compañero Kurrican y la primera en la que surcaríamos las olas juntos practicando nuestra técnica preferida, la misma de la que toma el nick este gran pescador y por encima de todo una excepcional persona (siempre te estaré agradecido por cómo te portaste Paco).

La mañana en aguas de Matalascañas nos recibió con una inmensa niebla y un oleaje respetable, pero siguiendo las indicaciones de Kurrican que se conoce esta costa como la palma de su mano y tras observar las series de olas, pronto encontramos hueco para atravesar con nuestras quillas las prominentes olas del Atlántico.

Una vez en el agua largamos aparejos, una caña con doble montaje made in Kurrican de pulpitos rematado con minnow al final por su parte y dos cañas ambas montadas con minnows por la mía. La estrategia era clara, dar con bailas y lubinas que estuvieran de caza cerca de las rompientes. El primero que tocó pescado fue Kurricán, capturando un bonito robalo de un kilo con el artificial que cierra su buen aparejo (por cierto, una María Princess que Caballa le regaló y aconsejó en la Quedada).

Al poco tiempo de nuevo picada en la caña de Kurrican, que gracias al puntero de pelo de ballena que él mismo ha montado, marca bastante bien las picadas. En este caso se trataba de una baila la que sucumbió a la María.

Entre tanto seguíamos alejándonos del núcleo urbano de Matalascañas y adentrándonos en la maravillosa playa virgen que une esta localidad con Mazagón.

Al poco me tocó a mí capturar la primera del día, una buena baila que entró a una Jubar Smart de Molix y a la postre la que pondría fin a todo lo bueno que nos deparaba esta jornada que nunca olvidaré.

Estábamos a algo más de siete kilómetros de Matalascañas, en un maravilloso paraje de playas vírgenes flanqueadas por un majestuoso acantilado de arenisca, al que sólo tienen acceso los todoterrenos de la Guardia Civil y los del servicio de limpieza de Almonte. En ese momento fue cuando decidimos parar un rato para hacer las primeras fotos, tomar algo de alimento y reponer fuerzas.


A la hora de la salida puse en práctica el modo en que lo hace Kurrican, dirigiendo la proa hacia el mar para no perder de vista las importantes olas que se formaban en la orilla y que rompían amenazantes en escalón. Sinceramente, me parece una técnica que todos deberíamos practicar, pues me pareció de lo más segura ante grandes olas.

Una vez habíamos descansado y repuesto fuerzas, teníamos pensado seguir unos dos kilómetros más hacia Mazagón para volver después otra vez hacia Matalascañas.

A partir de este momento, se producen los fatídicos hechos que motivan este artículo y que me tienen en casa sin poder andar durante unos días.

Tras el descanso, fui el primero en echar de nuevo el kayak al agua, las olas seguían rompiendo con fuerzas en la orilla por lo que en la entrada no me podía andar con dudas, aprovechando que una grande acababa de romper, rápidamente me subí a la x-13 y salvé la rompiente. En es momento sentí que me había dado un fuerte golpe en mi glúteo izquierdo al subirme, al ver que no remitía me toqué y no os podéis ni imaginar lo que me entró al ver que el dolor me lo provocaba una hoja de navaja de unos 8 cm que saqué rota y ensangrentada de mi cuerpo.

Kurrican estaba preparado para entrar cuando yo salía descompuesto, tuvo que ser un poema mi cara saliendo del agua, la suya también lo fue cuando le dije que me había clavado la navaja entera en el glúteo. Rápidamente me bajé el neopreno y vimos que sangraba en abundancia, en esos momentos fue cuando más nervioso me puse, no era por el dolor que seguía siendo extremo, ni por la herida pues sabía que no había alcanzado ninguna zona vital, pero sí por la situación en la que nos encontrábamos.
Era consciente de que no podía regresar por mis propios medios, ni a pie ni en kayak y que tenía una importante hemorragia y que por fuerza tenía que esperar a que me recogieran en un 4×4. Enseguida Kurrican llamó desde el móvil al 112 explicando lo ocurrido y tratando de hacerles ver que allí no se puede acceder con una ambulancia, sólo en todoterreno, por lo que lo más rápido es que avisaran a la Guardia Civil que tiene cuartel en Matalascañas, siendo al final esto lo que hicieron.

Mientras él mantenía la conversación, yo no paraba de presionar la herida con mi guante de neopreno mojado, y gracias a esta presión y al agua fría, la herida afortunadamente dejó de sangrar al rato. Me empecé a marear por lo que le dije que sería mejor que me tumbara, el me echo su salvavidas y me cubrió la espalda con su chaleco, pues estaba empezando a tiritar. Una vez tumbado boca abajo ya me encontré más tranquilo, pues sabía que el mayor peligro que era la pérdida de sangre ya había pasado, así también se lo transmitía a Paco que también pasó unos primeros momentos de lógicos nervios.
Poco a poco se me pasó el mareo y los tiritones, sólo nos quedaba esperar a que me recogieran en el dichoso todoterreno. Pero la Guardia Civil seguía sin aparecer, el que sí lo hizo fue uno de los 4×4 del servicio de limpieza del ayuntamiento de Almonte, que tras contarle lo ocurrido, se prestó amablemente a llevarme a casa de Kurrican, donde su padre Antonio ya estaba al tanto de lo ocurrido y me esperaba para llevarme al centro de salud (desde aquí también me gustaría agradecer infinitamente su ejemplar comportamiento).
Una vez que el peligro de posible tragedia en esta historia ya ha desaparecido, nos queda saber cómo una persona trae a dos kayaks durante 7 km él solo.
Pues Kurrican sabiendo que Antonio Flores, otro compañero que sale a veces con él, también estaba en al agua, lo llamó para que se pegara la paliza y llegara hasta donde teníamos nuestros kayaks, para así tratar de remolcar la x-13 entre los dos (muchas gracias también a ti Antonio). Pero la diferencia de velocidad entre la Prowler 4.5 Elite de Kurrican y la Tango Rotomod de Antonio, hizo que el primero, además de tirar de mi kayak también lo hiciera de la Tango, por lo que al final “Superkurrican” a partir de ahora (al menos para mí), remolcó a golpe de palada durante siete km mi kayak.

Todavía tenía que entrar en acción Ángel, conocido por todos como Mojarra, al que sin duda también agradezco que dejara sus asuntos y se prestara a ayudar, vigilando desde la orilla la vuelta con el kayak a remolque, y acarrear los kayaks desde la playa hasta casa de Kurrican, salvando una empinada escalera incluida.

Para finalizar y analizando fríamente lo sucedido, saco las siguientes conclusiones que espero sirvan para evitar situaciones parecidas e incluso peores a cualquiera que practique esta forma de pesca que a todos nos tiene cautivados:

1.      Nunca llevar objetos punzantes sin tenerlos totalmente controlados. En mi caso, la navajita estaba amarrada a un cordino junto con alicates y tijeritas en un costado del kayak. A partir de ahora me haré de un cuchillo de pescasub con sus amarres al tobillo tal y como lleva Caballa.
2.      Procurar por todos los medios salir al agua en compañía, no sabemos cuándo puede surgir una emergencia. No importa que seamos más o menos experimentados, nadie está a salvo de un percance.
3.      En caso de emergencia y por la experiencia vivida en este accidente y en otros en los que he sido testigo, creo que si tenemos claro qué servicio es el que nos va a socorrer, que lo llamemos directamente sin pasar por el 112, vuelvo a repetir , en mi opinión se pierde tiempo.
4.      Es importante que entre nuestros útiles de pesca llevemos un botiquín de emergencia que nos pueda salvar de una situación comprometida como ésta.
5.      La última conclusión es para corroborar algo que ya todos sabemos, la gente tan maravillosa que está inmersa en este mundo de la pesca en kayak. Gracias de nuevo a todos los que me ayudaron y en especial a Kurrican, siempre estaré en deuda contigo amigo.

Saludos para todos y espero que lo ocurrido sirva para que todos extrememos la precaución en nuestras salidas.

Raulubi, abril 2009