Pesca en Kayak en Estado Puro

Iba a estrenarme en Peskama con un artículo sobre la pesca de dentones a curri de fondo, pero cuando casi lo tenía ya terminado, me toca cambio de tercio ya que hace unos días la liamos parda.

Mi nombre es Javi “Polidivertido”, del Club de Piragüismo de Pobla Marina Kayak de Mar, me inicié en la pesca en kayak hará unos 7 años, me considero un apasionado del remo y de ese sentimiento de libertad y aventura que nos brinda este deporte.

Aprovechando las fiestas de Fallas me dispuse a realizar una salida y palear unas cuantas millas practicando mi modalidad de pesca preferida, el curri desde kayak, técnica que me aporta muy buenos resultados.

Tras el amanecer, una vez en el agua, paleando hacia el pesquero, observo más gaviotas de lo que es habitual por la zona y algo me dice que los depredadores se encuentran especialmente activos, busco en la lejanía, en la línea del horizonte, algún revuelo o actividad en superficie que delate la posición de los depredadores y no tardo en encontrar las primeras pajareras.

Comienzan las carreras, remo, remo y más remo, cuando por fin consigo interceptar la primera pajarera observo ante mi asombro una de las imágenes más impactantes que he visto desde mi kayak, el ataque de grandes túnidos que levantaban el pez pasto más de medio metro fuera del agua.

Eran solo las 10.30 y Juan Carlos “Neococo” me había comentado que si no acababa muy cansado de ver fallas me acompañaría en la salida, le comento la escena y su respuesta “¡¡¡qué me estás contando!!! voy para allá”.

Seis pajareras y unos cuantos kilómetros de paleo más tarde aparece Juan Carlos por el Oeste, tras relatarle lo vivido, incluida una picada a curricán que no prosperó, nos disponemos a perseguir a los bancos de atún, no sin antes hacernos unas fotos con el primer pez luna de la temporada.

Las pajareras empiezan a multiplicarse, pero están lejos, con la moral por las nubes tras haber divisado los atunes saltando tras sus presas, a estas huyendo presas del pánico y a las gaviotas aprovechando la oportunidad de hacerse con un bocado sin mucho esfuerzo, nos intentamos colocar a un lado del banco mientras come, difícil, puesto que mientras depredan se desplazan y en pocos segundos ya no están a tiro, en cuanto detectan la presencia de los kayaks se hunden y alejan.

En las primeras 3 horas perdemos varias oportunidades, pero no nos desanimamos, los peores enemigos del pescador, nervios e impaciencia, no tenían cabida, esto es la pesca en kayak en estado puro, lo que ganas es a base de esfuerzo con el remo y la pericia del pescador.

Alcanzamos otro banco, no hacen falta palabras, Neococo por la derecha, yo por la izquierda, conseguimos ponernos a tiro de spinning, la adrenalina por las nubes, los atunes, enormes lomos que se dejan ver como si se trataran de delfines, las gaviotas no tienen vergüenza y nos llueven del cielo, Juan Carlos los tienta con un Jugulo de Mólix de 60 gr. y yo con un Duel Adagio Heavy 125 de peso parecido, cuando de repente fijo el lance 30 metros delante de donde hace un instante había visto tres lomos enormes, comienzo a recoger a tirones muy rápidos, con el arco que mi Abu García es capaz de describir y… ¡¡ZAASSS!!

“¡¡¡YA!!!”, fue lo único capaz de articular y gritar a mi compañero cuando clavé esta máquina de la naturaleza, mientras empezaba a sacar metros y metros de línea, posiciono el kayak en dirección al rumbo que toma (ESTE que para nuestra zona es alta mar), mientras, le aprieto un poco el freno al carrete que todavía no ha parado de soltar línea, afianzo el remo y durante unos instantes eternos en los que creo que terminará de sacar los últimos 100 metros de línea que me quedan, el kayak empieza a ganar algo de velocidad, me la juego y vuelvo a apretar por segunda vez el freno, ¡¡ahora sí!!

Estamos en marcha y ya saca línea pero de forma esporádica, durante estos impresionantes momentos Juan Carlos se ha quedado atrás, muy atrás, recogiendo mi otra caña de curri, mientras, según marca mi gps, me desplazo a unos 4 o 5 km/h, contra un viento moderado y sin mover un solo músculo. Mil cosas me pasan por la cabeza, mi equipo es de dureza media, ¿irá bien clavado?, ¿aguantarán mis nudos?

Descripción del Equipo utilizado Caña:Abu Garcia Magnaflex MCP acción 80-200 Carrete: Abu Garcia Soron STX 70 Línea: Power Pro 40lb 0,23mm. Bajo: Fluorocarbono Seaguard 0,47mm. Señuelo: Duel Adagio Heavy 125 BHHS Unión trenzado-bajo: Nudo Uni to Uni Nudo Señuelo: Trilene Knot

.

Juan carlos llega a mi altura resoplando, unimos los kayak para ofrecer más resistencia a la huida, pero parece que al otro extremo de la línea el pez lo nota y nos lo hace saber, vuelve a sacar metros y metros de trenzado, otra vez a empezar.

A medida que va pasando el tiempo el pez cambia bruscamente tanto de rumbo como de profundidad, alternando círculos alrededor del kayak en superficie (en los que creemos que se rinde) con descensos verticales que no acaban nunca de sacar línea y remolcando el kayak millas y millas contra el viento y el oleaje que empiezan a ser importantes.

De repente a medias aguas me hace un giro de 360º tan inesperado como brusco, casi en mi vertical, lo que me obliga a sumergir la caña en su totalidad mientras el kayak gira muy lentamente la proa, pero, utilizando hasta la cadera, logro posicionarme nuevamente en su estela. Las sensaciones en ese momento son indescriptibles, máxima expresión de la pesca en kayak, cobrando sentido la frase que define el kayak «Mi cuerpo es mi barco y mi alma el capitán».

Transcurrida la primera hora de combate, el cansancio en Juan Carlos de paleo constante y el frío en mí de no poder palear comienzan a desgastarnos, por lo que le cedo la caña a mi compañero para que pueda disfrutar también de los arreones y embestidas de un gran atún al otro lado de la línea.

Un par de kilómetros después un Neococo emocionado me devuelve la caña, pues ya se van notando signos de debilidad. Transcurrida hora y media de lucha se rinde, llegando en ese momento la hora de actuar rápido, no lo queremos muerto, nos ha dado demasiado, llevamos tres cámaras grabando que nos ayudarán a recordarlo toda la vida, sumando al hecho de que las leyes están para cumplirlas.

Lo subimos a bordo, es impresionante, qué belleza, una foto rápida, le tomamos la medida con la vara de la caña, 132 cm. desde el morro a la aleta caudal y una llamada a Arturo «Caballa», el cual tras consultar la Tabla de relación entre tamaño/peso nos da una idea del motivo de casi no poder subirlo al kayak.

Nos turnamos en el proceso de oxigenarlo, más de quince minutos y a dos manos, con una es imposible.

Lo hacemos subir y bajar hasta que empieza a ser difícil mantenerlo sujeto y es entonces cuando lo dejamos ir, está agotado, pero es libre. Libre para ir donde quiera. Libre para crecer y multiplicarse. Y libre para ofrecer a otro pescador unos momentos inigualables.

Por último agradecer a Juan Carlos “Neococo” por echarme una mano y no separarse de mi lado mientras hacíamos frente a semejante animal marino, a pesar de que en varias ocasiones tenía las pajareras y los atunarros dando saltos a 50 metros de nosotros… aguantó la tentación, aún no sé como. Y por supuesto al resto de compañeros del Club de Piragüismo de Pobla Marina que se acercaron al Puerto a recibirnos y celebrarlo con botella de champán incluida, consiguiendo que el cansancio por los más de 27 km de paleo desapareciera entre sus gritos de júbilo.

Espero que os guste el vídeo, es un lujo poder contar hasta con tres cámaras grabando la aventura:

Este artículo va dedicado a todos los compañeros que sienten el kayak en estado puro, que respetan las normas de pesca, que sienten la obligación de respetar y preservar algo tan maravilloso y que tanto nos ofrece como es el gran azul.

Javier «Polidivertido«, ©PESKAMA2012