Dámaso, un Gran Pescador

En Peskama, un blog creado para compartir experiencias de pesca desde kayak en el mar no teníamos pensado tratar la pesca desde kayak en agua dulce. Pero cuando llega a mis oídos historias como la de Dámaso tengo la necesidad de haceros partícipes de ella.

Una mañana de frío invierno en la montaña leonesa, sin viento, su kayak en la orilla del Porma. Una perfecta invitación a palear por sus tranquilas aguas.

 

Hace frío, cuatro grados bajo cero, la superficie del agua del pantano está helada. El increíble silencio que acompaña a la soledad de la que disfruta  en este lugar y en estas fechas, da paso al suave roce que produce el deslizamiento del kayak sobre el agua y al rítmico compás de las paladas que en ocasiones despierta el crujido de la fina película de hielo que cubre la superficie. La panorámica del paisaje que puede disfrutar bien merece la pena, y a pesar de saber que la veda no le permite pescar, se alegra de haber insistido a su mujer para que lo trajera en coche hasta aquí para darse un paseo en su pantano particular, mientras ella visita a la familia en Puebla de Lillo.

 

A medida que su Rainbow Laser se desliza recuerda las bruscas y claras picadas de los salmones plateados del Pacífico, que tras escaparse de la piscifactoría, instalada en la parte alta del río, han creado un ciclo biológico en este lugar. Aunque su tamaño medio es de tan sólo 750 grs. ha conseguido clavar alguno de kilo y medio.

Aún recuerda con mucho cariño las primeras picadas de los barbos que, junto a su padre y su tío, pescaba a corcheo y con mosca ahogada con tan sólo nueve años en el río de Mancilla. Pero realmente fue hace quince años cuando la afición de la pesca se convirtió en la pasión con la que vive cada captura. Menuda la que lió con los cuatro lucios que capturó y que le valieron su primer campeonato, la pieza mayor pesó ocho kilos y medio, pero fueron pescados desde la orilla… aún no había descubierto la pesca desde kayak.

Ahora parece un recuerdo, pero la primera vez que vio pasar por el río un kayak fue hace cinco años, y desde el momento en el que pudo hablar con aquel kayakista, no ha dejado de pescar desde esta embarcación.

No hay un rinconcito que no conozca de este pantano, el Pantano del Porma para él no tiene secretos. Este pantano, también conocido como Pantano Juan Benet, embalsa la extensión del rico valle de Vegamian y en él vierten sus aguas los ríos: Rucayo, Lodares, Arianes y Porma. Está situado en la montaña leonesa y mide alrededor de 7 km de largo, con una anchura máxima de 1,3 km. Desde que sólo permitieron la pesca sin muerte se ha convertido en su particular zona de pesca.

Paleando lentamente, disfrutando cada segundo de su travesía, se va acercando a una recula desde la que normalmente pesca a spinning tentando a las carpas salvajes que en verano entran a sus preciosas ninfas de cabeza dorada que lanza con la ayuda de una pequeña bombeta flotante. Realmente resulta emocionante la pelea de una carpa de estas características que alcanzan normalmente un peso de seis kilos, y es que precisamente por ser salvajes su picada es franca y decidida.

Esto también le recuerda las fuertes picadas de los blackbass de las mangas del río Esla, divertida su pesca, numerosas sus picadas pero su lucha no es comparable con la de las carpas salvajes.

 

Hay que tener mucho cuidado al desanzuelar las capturas para poder devolverlas al agua en las mejores condiciones.

Pero lo mejor de las mangas del río Esla son sus lucios.  Menuda pelea le plantó el que consiguió capturar la última vez que lanzó su cucharilla por aquí. Recuerda como recogía lentamente cuando una tremenda picada dobló al máximo su caña. Tuvo que darle mucha línea en cada carrera para que la tensión de la misma no acabara con una rotura que, de producirse, le hubiese privado de una de sus mejores capturas: un lucio de 10 kg.

Dámaso no sólo pesca en el pantano del Porma y en las mangas del río Esla, también lo hace en el pantano de Luna y en el pantano de Riaño que permite una larga travesía por su gran extensión, pero queda un poco lejos de casa y tiene que ir acompañado, lo cual no siempre es fácil.

Pero nada es comparable a la sutil picada de las fantásticas truchas comunes de hasta tres kilos de peso que, a principio del verano, encuentran su perdición con sus preciosas ninfas negras que con gran mimo y precisión monta personalmente sobre un anzuelo curvo del 14. A veces también entran con pequeños señuelos a curricán despertándolo con gran emoción del letargo en el que se sume paleando en estos parajes.

 

Las carreras que de lado a lado llevan a cabo tras la picada giran y desplazan el kayak en la dirección que en su deseperada huída emprenden, pero una vez cansadas se pueden acercar poco a poco junto al kayak para izarlas a bordo con cuidado, tenerlas entre las manos, medirlas, pesarlas, fotografiarlas y devolverlas de nuevo al agua.

El frío empieza a pasar factura, y siente como se entumecen sus manos, así que ha llegado el momento de avisar a su mujer para que se acerque hasta el pantano a recogerlo y llevarlo a casa para, con la ayuda de un buen café, recuperar el calor que el recuerdo de cada una de sus capturas le ha acompañado durante esta pequeña travesía.

Hasta aquí todos habréis pensado en el arrojo que ha tenido para echarse al agua de su pantano preferido a pesar de los cuatro grados bajo cero, pero todo esto no es comparable con el auténtico valor de la proeza que supone cualquier captura que nuestro buen amigo y compañero de pesca ha conseguido.

La razón de mi afirmación se basa en una enfermedad conocida como Degeneración Macular Infantil o enfermedad de Stargardt que a nuestro buen amigo Dámaso le diagnosticaron con tan sólo 10 años. Esta enfermedad produce una pérdida de visión central denominada escotoma, pérdida que en el caso de Dámaso supuso durante el primer verano el 80% de su agudeza visual hasta alcanzar en la actualidad el 98%.

A pesar de ello, Dámaso con tan sólo un 2% de agudeza visual, está al tanto de todas nuestras aventuras de pesca, leyendo nuestros relatos en su pantalla de 19 pulgadas con la ayuda de un software de síntesis de voz. También lee las revistas de pesca escaneándolas previamente página por página creando un documento de Word con la ayuda de un programa OCR.

Dámaso, como todos nosotros tiene sus propias marcas en su GPS y gracias a un programa creado en Estados Unidos puede utilizar su receptor GPS conectado por Blue Tooth con su teléfono móvil, en el que con el sistema operativo Simbian utiliza también un programa de síntesis de voz, con el que se orienta por distintas marcas que previamente ha creado con un programa como el Ozi Explorer.

Casi siempre pesca solo, se atreve a anudar las muestras grandes como rapalas y cucharillas, pero como le gusta mucho pescar las carpas con mosca tiene que apañárselas para  anudar las moscas e incluso fabricarlas para lo que se ayuda de accesorios ópticos tales como lupas de relojeros. A la hora de desanzuelar una captura se guía por el tacto, lo mismo que para el anudado y tantísimas otras cosas más, y cuando embuchan utiliza un desanzuelador para moscas.

En cuanto a la enfermedad de Dámaso, decir que la pérdida de visión central o escotoma puede ser de dos clases: el negro en el que simplemente aparece una mancha negra en el centro de la imagen, o bien blanco, como el de Dámaso. En esta situación el cerebro rellena esa zona donde no hay visión con una imagen hipotética de lo que debería existir en esa zona sin visión lo cual a veces le lleva a creer que ve más de lo que realmente ve. Para evitar esta falsa sensación de ver bien, debe ir mirando continuamente de un lado a otro para que la zona de su retina que sí ve algo, vaya haciendo un barrido de toda la escena y el cerebro pueda componer una imagen realista y no ficticia.

Desgraciadamente esta enfermedad, genética y hereditaria, es incurable y la pérdida de visión central será total. Pero a buen seguro que Dámaso se las apañará, como siempre hace, para seguir pescando.

Para mí ha sido realmente un honor poder escribir y transmitir la trayectoria de un Gran Pescador en kayak sin igual, todo un ejemplo de afición, valor y superación.  A partir de ahora siempre la tendré presente en mi mente, donde no habrá lugar para quejas por muchos inconvenientes que nos encontremos, y que llevaré en mi corazón en todas mis salidas de pesca.

Caballa, 10 de Febrero de 2008.