En busca de Lubinas y Dentones

A primera hora de la mañana el mar estaba perfecto para una buena jornada de pesca a jigging. El kayak, preparado el día anterior a imagen de su antecesor, descansaba en la orilla a la espera de lo que en menos de una hora se convertiría en un auténtico temporal de poniente.

En esta ocasión iba a pescar en solitario, hecho que no se daba desde hacía bastante tiempo. La zona era desconocida para mí, por lo que los días previos había estudiado con detenimiento las cartas en mi poder junto con los datos proporcionados por otros compañeros de pesca. La idea era buscar buenos roquedos a profundidades que oscilaran entre los 20 y los 30 metros para poder practicar mi técnica de pesca favorita, el jigging.

Las primeras marcas que quería comprobar estaban situadas a unos 2 kilómetros de la zona de embarque por lo que preparé dos cañas para curricán con mis señuelos favoritos, un maria de cabeza roja de 9 cm y otro azul de 12 cm. Aunque había algo de mar de fondo se podía palear sin dificultad manteniendo el rumbo. A los pocos minutos una picada estrenaba la caña de babor, un jurel que con cuidado fue devuelto al agua.

Faltando unos 500 metros para llegar a la marca observo como en el horizonte se dibujan innumerables pañuelos blancos de espuma. De repente me alcanza un viento de fuerza 3-4 junto con un tren de olas que hizo pensar por un momento en desistir y volver a la playa. Pero las ganas de pescar y la cercanía de la marca por comprobar pesaban más en la balanza, y  seguí paleando con fuerza.

Una vez en la marca no hay rastro del roquedo… Teniendo en cuenta la fuerte deriva producida por el oleaje y el viento, y los posibles errores en los marcajes de estos puntos decido rastrear la zona. A los pocos minutos se dibuja un bonito fondo en mi sonda y decido soltar el jig. En la primera recogida, ¡¡zasss!! Una buena picada, el carrete previamente tarado en función de la línea que había montado empieza a cantar. En mi intento de coger la cámara de vídeo se despega el soporte de la misma y no me queda más opción que grabar toda la escena con la cámara en la mano. Mientras con la otra sujeto la caña, aguantando la lucha del pez, a la vez que con las piernas y la cintura mantengo el kayak proa a las olas. La pieza no consigue sacar mucho hilo porque tiene que luchar contra el peso del kayak, el trabajo de la caña, la resistencia del carrete y la fuerte deriva, con lo que en poco menos de cinco minutos la tengo al alcance de mi bichero. Una hermosa lubina de 2,5 kilos. 

En estos cinco minutos, a los que hay que añadir el tiempo dedicado a las fotos, he derivado unos 350 metros de la posición de la marca. Animado por la captura recupero la posición y de nuevo suelto el jig. En esta ocasión no se produce la picada, pero dos hermosas lubinas de al menos 3 o 4 kilos persiguen el jig hasta alcanzar el costado del kayak.

Recupero de nuevo la posición, jig para abajo y ¡¡zaass!! Esta vez sí lo tengo, tira con menos fuerza que la captura anterior y  al cabo de un par de minutos tengo una nueva lubina a bordo. Esta vez su peso es de 1,4 kilos.

Las condiciones eran realmente malas, tanto que lo normal hubiese sido volver a la playa. Pero el hecho es que al estar en solitario sopesé las circunstancias y decidí seguir pescando.

Así que vuelvo a la marca y suelto de nuevo el jig. En esta ocasión al cerrar el carrete la línea no se mueve. El jig se ha quedado abajo… Como por arte de magia el puntero de la caña cobra vida y quiere desaparecer debajo del agua. ¡Tengo clavado un animal! Empieza a sacar línea, calculo que unos 20 metros, quizás más. Tiene mucha fuerza, pero la situación del temporal de poniente me ayuda a sacarlo de la zona del roquedo. Tengo la cámara en la mano, en mi afán de grabar la situación un par de olas están a punto de volcar el kayak, momento que la bestia aprovecha para sacar algo más de hilo. Tiene mucha fuerza y lucha muchísimo. En estos casos hay que tener paciencia, tanteo la posibilidad de recuperar algo de línea pero no es posible aún. Seguimos los dos mecidos por el oleaje y arrastrados por la deriva. Pero poco a poco puedo recoger hilo y al cabo de unos 20 minutos aparece el brillo rosado de su costado. Unos segundos más y aparece en la superficie, panza arriba, rendido después de tanta lucha. Un hermoso dentón de un colorido excepcional, con la boca abierta, extenuado. Compruebo que el anzuelo del assist está bien clavado, lo acerco con cuidado a babor del kayak y con la ayuda del bichero lo subo al kayak. Bien sujeto por las agallas sigo grabando  y realizo unas fotografías de este precioso pez. Su peso, 6,7 kilos.

Estoy cansado, la lucha con semejante bestia ha sido dura y la adrenalina corre aún por mis venas. Hemos derivado unos 1200 metros. ¡Qué lejos queda la marca! Pero, vamos hombre, inténtalo una vez más… Así que adoptando una posición que ofreciera la menor resistencia al viento, con la vista clavada en la pantalla del GPS y proa a las olas voy recuperando metro a metro la posición.

A duras penas consigo llegar de nuevo a la marca, suelto el jig y de nuevo ¡¡zaass!! Otra picada. Esta vez no se trata de un gran pez, pero al cabo de unos minutos subo la que sería mi última captura del día. Una tercera lubina de casi 1 kilo de peso.

Es hora de volver, recojo todo el material, guardo todos los señuelos menos el princess de maria que montado en la caña de curricán navegará junto con el kayak, popa al viento y a las olas, los dos kilómetros que nos separan de la playa.

A la llegada un numeroso grupo de pescadores de surf casting, atraídos por el temporal de poniente vigilan con atención el puntero de sus cañas. El desembarque en la playa en estas condiciones capta el interés de los pescadores y de las personas que pasean en la orilla, aumentando a partir del momento en que llevo a cabo la pesada de las piezas y la limpieza de las mismas.

Como bien sabéis tengo instalada una cámara de vídeo en el soporte de proa, y a pesar de la rotura de la pieza que une la cabeza del soporte y la sujeción de la misma decidí desde el primer momento grabar lo que sucedía. El resultado lo podéis ver a continuación:

Un saludo y buena pesca.
Caballa