Historia de un pescador

Mi humilde historia de pesca en kayak comienza hace unos nueve años en Santa Cruz de La Palma, maravilloso lugar donde vivo desde agosto de 1998. Conocí un tipo de Algeciras que también residía en la isla y un buen día me invitó a salir en kayak, aquello fue una experiencia que me enganchó desde el principio, porque siempre estuve vinculado a deportes relacionados con el mar.

Llevábamos algunos meses saliendo a navegar, cuando un buen día a este colega se le ocurrió que podíamos pescar desde el kayak, la idea en un principio me pareció un poco descabellada, pero contábamos con mi experiencia relacionada con el tema de la pesca y la pusimos en práctica. Pronto estábamos con un nylon liado a una bolla en forma de “H”, una muestra anudada al extremo del hilo y mucha fe, al principio no pescábamos nada pero fuimos depurando la técnica hasta que un buen día nos empezaron a picar. Solo pescábamos a curri, pero de forma muy rudimentaria y casi siempre los mismos peces: barracudas, alguna especie de jurel, caballas y algún otro pez que no sé de qué familia viene…

Poco tiempo después, me quedé solo con el tema de la pesca desde el kayak, los demás compañeros se especializaron en hacer travesía pura y dura. Se hacían excursiones entre varios puntos de la isla de más de tres horas remando, esto para mí era demasiado. Incluso algunos años hicieron la travesía entre Tenerife y La Gomera, que organizaba un club de la vecina isla, tardaban siete u ocho horas en llegar de una isla a la otra. Mientras estos se mataban a remar con el tema de las travesías, yo me lo tomaba con más calma y seguía practicando estas dos aficiones que me fascinan.

A finales del año pasado, hacía el mes de Noviembre, volví a la isla después de un viaje por la península con una imagen en la retina, había visto en algún sitio un tipo pescando desde un “pato” en un embalse. Este elemento pescaba monstruos de agua dulce (Lucios) de gran porte con equipos muy ligeritos, aunque la pesca en agua dulce no me interesó nunca, este asunto dio pie para empezar a buscar datos. Había recopilado muchísima información en la red, sobre todo del material que usaban para pescar desde los “patos”, cuando por pura casualidad descubro el blog de PESKAMA, no daba crédito a lo que estaba viendo, un montón de gente pescando desde kayak incluso con dos cañas y que además usan distintas técnicas de pesca muy depuradas, por encima algunos equipados con Sonda, GPS y Plotter…

Intenté ponerme en contacto urgentemente con los Sres. de Peskama, concretamente con el gran Sensei (Arturo “Caballa”) y una vez localizado, lo aburrí a preguntas, fueron tantas y en tan poco tiempo, que todavía me pregunto cómo no me mandó a paseo. Pero debió entender mi impaciencia, llevaba nueve años pescando con un nylon por detrás del kayak y ahora quería saber todo sobre este deporte. Me atendió con toda la paciencia del mundo y me aconsejó como lo que es para nuestro deporte, el gran maestro. GRACIAS COMPAÑERO pero como persona agradecida te debía, como mínimo, estás palabras.

Bueno, dejemos el romanticismo para otro momento y volvamos al kayak que por supuesto me quedó claro que tenía que cambiar, después de ver imágenes de los autovaciables y llevar tantos años en kayak de travesía cerrados, me decidí por el más difícil de conseguir de los recomendados, el Caster 12,5 de Perception. Este modelo nunca se comercializó para España, pero el distribuidor oficial (OMEI) encontró tres unidades que habían exportado de USA y estaban en Inglaterra, me proponen que si vendo los dos restantes me harían precio especial para todas las unidades con todo incluido, transporte, impuestos, etc. Hice primero la oferta a mis allegados y después para todo el mundo, en pocas semanas salieron los dos que faltaban. El mío tardó un poco más en llegar a la isla porque solicité algunas mejoras, como línea de vida, cambio de todos los remaches por tornillería inox con sus correspondientes tacos rawlnut (60 unid), etc. Este tema no me gustaría dejarlo pasar por alto, mucho cuidado con la seguridad, pienso que no podemos escatimar absolutamente en nada relacionado con el asunto. Aunque en nuestro deporte, tengo entendido que la unidad son tres compañeros, en muchas ocasiones, como en mi caso, salimos solos y hay que ser muy estrictos con las normas de seguridad, este deporte tiene su riesgo…

El Caster llegó a la isla justo después de semana santa, desde entonces y en todas las ocasiones que he podido salir, he examinado todas las posibles situaciones de riesgo que se me ocurrían y todo esto antes de añadir el equipo de pesca, saliendo en numerosas ocasiones he sometido a la máquina con viento, algo de mar, me he movido con toda la soltura para provocar su vuelco y los primeros resultados, comparándolo a los otros de travesía que había utilizado durante estos años pasados, es que no hay punto de comparación, autovaciables forever. Con el tema de la velocidad podíamos estar hablando un buen rato, porque influyen muchos factores, no solo el kayak, pero os garantizo, desde mi humilde experiencia, que no necesitáis tanta velocidad, lo que hace falta realmente es que en la zona donde pescamos haya peces.

Con relación al material de pesca, también seguí todos los consejos del maestro al pie de la letra, además coincide que tengo un amigo en Ceuta propietario de una tienda especializada en pesca (Deportes Mendoza). Le pasé todas las referencias para formar dos equipos, uno ligero (curricán, spinning y jigging ligero) y otro pesado dedicado únicamente para jigging. Este amigo tuvo el detalle de añadir al equipo algunas muestras para curricán, spinning y jigging, además me había cargado los carretes con hilo trenzado acorde para cada equipo (0,18 ligero y 0,30 en el pesado) del precio total mejor no hablar, simplemente espectacular.

Con el asunto de los hilos comienzo a tener serios problemas cuando hago el nudo (Albright cruzado) para empatar el trenzado (0,18 no tengo más referencias) al monofilamento de fluorocarbono (0,38 mm. de Berkley modelo Trilene). En todas las ocasiones, rompe por el nudo con mucha facilidad, tanta que me sorprende, me pongo en contacto con los expertos y me comentan que esto no puede ser. La prueba que le hacía al nudo era, una vez hecho, me liaba las líneas en las manos, protegidas por unos guantes de neopreno y tirando con algo de fuerza ¡no pensaba que tuviera tanta potencia! Seguía rompiendo en todas las ocasiones por el nudo y siempre el trenzado. Decido cambiar por otro trenzado, pensando que el original con el que me habían cargado el carrete estaba defectuoso y cargo un nuevo trenzado de 0,18 mm. (210 m) para volver a casa y probar nuevamente con el Albright cruzado. Vuelvo a probar la resistencia y nuevamente rotura, me doy cuenta que el problema no está ni en el nudo ni en la línea, que la resistencia del 0,18 es muy limitada en el nudo, añado sólo dos metros (suelo poner entre 5 ó 6 m.) de monofilamento para seguir probando, pero me convenzo que tanto el carrete como la caña harán de muelle y decido estrenar este equipo de una vez por todas.

El día de pesca

Es Jueves día 21, el viento ha cambiado (por fin) llevábamos unas semanas con los alisios soplando con algo de fuerza y un poco de mar de fondo, tan molesta para nuestro deporte. Decido esperar a la caída de la tarde que es cuando más he pescado en mi zona, también influye que me gusta trasnochar y no tanto madrugar. Por fin llega el día de probar mi equipo ligero, compuesto por una caña Renzo Valdieri modelo Ajaccio Boat 210 graphite-sensitip, con un carrete Tiga Dyna Spin GH 4000. Seguía muy poco convencido con el tema de los hilos y el nudo pero no podía esperar más, cuando llego a la rampa para echar el kayak al agua ya son casi las 20:00 h, me doy cuenta que poca prueba podía hacer con la hora que era, pero las ganas son más y me hecho al agua con mi flamante montura.

Voy a salir del resguardo del puerto porque el mar está como un plato pero a la salida del puertito de pescadores donde tenemos el club encuentro unos chicos pescando desde tierra, me dicen que no me alejara de la zona porque habían visto unos “Chuchos” (rayas) de gran porte, le doy las gracias a los compañeros por la información pero no hago mucho caso porque no es un pez que me entusiasme demasiado, esto pareció una premonición de lo que me iba a suceder unos minutos después.

Llevo una muestra en la que tengo muchísima fe, Rapala X-RAP 12 (AYU, flotante) con nudo Rapala, de estas tengo varios modelos que me funcionan de escándalo y muy similares a los peces pasto de esta zona, lisa, sardina, boga, etc. Este modelo concreto que voy a utilizar mantiene una premisa que sigo con asiduidad, cuando el agua está tan clarita uso muestras de colores no muy vivos. Doy una pasada por una zona que tengo controlada pero muy cerca de tierra, dejo de palear y comienzo a practicar un poco de spinning, estaba como un niño con juguete nuevo, disfrutando del equipo. La teoría se estaba haciendo práctica, por fin ya no tengo que estar pasando por zonas calientes una y otra vez, con esta técnica es mucho más fácil peinar estos lugares.

Pasado unos minutos y después de una leve picada, decido ponerme en marcha para volver sobre mis pasos paseando mi muestra con toda la comodidad y SEGURIDAD que me ofrece mi Caster (recordar, autovaciables forever) y de pronto empieza un silbido que me viene desde la popa, (¿cómo podría explicar este silbido?) era un sonido indescriptible, lo primero que me vino a la cabeza fue lo bien que canta mi carrete pequeño, miro hacia atrás y veo la caña doblada, mi primera reacción es tirar la pala al mar océano (antes era así) para coger la caña pero recuerdo que mi embarcación tiene un dispositivo para colocar la pala.

Por fin cojo la caña, pensando que alguna barracuda había dado cuenta de mi paseante y nada más coger la caña se mete casi entera en el agua, el carrete seguía con su precioso cántico y empiezo a pensar que lo que está ahí debajo es la madre de todas la barracudas ó el equipo ligero es tan ligero que cualquier pececito lo pone en evidencia (que osada es la ignorancia). Cuando recupero un poco la compostura, me coloco algo mejor y consigo sacar la caña del agua, me doy cuenta que lo que hay enganchado es algo serio, empiezo a pensar en los hilos, el pobre nudo y como no, en todas las veces que me ha roto, esto me hace aflojar un poco más el carrete pero sin exagerar.

Perdonad que no sea muy técnico con la explicación en el uso del freno del carrete pero no tengo ni idea, todo lo que hago es fruto de la intuición y el sentido común. Me acordé de una frase que me contó el amigo de Ceuta que me vendió el equipo, “si el burro de abajo, que es un animal, tira y el de arriba se vuelve otro burro y tira también, no habrá equipo ligero que aguante a los dos burros pegando”.

El combate está durando más de lo que me parecía normal, la tarde caía y no me gustaba mucho la situación de no poder ver lo que estaba enganchado a mi muestra, tengo que reconocer que miré varía veces a mi pierna derecha para comprobar que el machete estaba en su sitio. Después de tanta emoción e incertidumbre, (siempre sin forzar el equipo) dio la cara, llevaríamos más de 15 minutos de pelea y por fin lo veo, una mancha plateada que se ha dignado a subir para vernos las caras pero puro espejismo, con las mismas coge para el fondo como un misil, caña otra vez en el agua pero más tranquilidad, este digno animal era muy grande pero no tanto como para llevarme de paseo mar adentro, también es cierto que me movió en los primeros envites algo de la posición original, asunto que me tenía bastante mosqueado hasta que conseguí verlo.

Empezó a ponerse el combate de mi lado cuando noto que cada vez recuperaba más hilo y los envites eran muy duros pero con menos intensidad en el tiempo. Un rato después estábamos relativamente cerca el uno del otro y empieza otro combate muy distinto al anterior, el pobre animal intenta cortar por la proa del kayak una y otra vez, parecía un baile ¡cómo me acordé de la recomendación de Arturo de que la caña midiera 2,10 m. para poder defender este tipo de situaciones! con otra más corta hubiera roto el hilo. Con todo esto, la corriente me había acercado al espigón del puerto donde ya tenía hasta algunos espectadores que pensarían me había vuelto loco por el baile y la cara que debía tener.

Empezaba a notar algunos músculos en la espalda y dorsales que hasta esta tarde no sabía de su existencia, llegado a la proximidad de tener que echarle el guante me surge otra importante duda, ¿cómo sacar este tremendo ejemplar del mar y subirlo al kayak? No tengo formado todo el equipo y una de las piezas fundamentales para sacar estos ejemplares es un gancho ó cocle, pero tengo que servirme de lo que hay y no es momento de dudar más. Está completamente extenuado, hasta el punto que en el segundo intento de arrimarlo al kayak ya no hace por marcharse y con un gesto hábil, me deja cogerlo por la cola para subirlo a bordo.

¡¡¡Mi madre!!!… tremendo ejemplar de Bonito, es espectacular, iba a rematarlo con el machete para no alargar su sufrimiento ni un segundo más, pero no hizo falta, dio dos pequeños coletazos y no hizo más, la historia y vida de este tremendo pez había dado a su fin, la diosa fortuna había decidido que fuera el día de mi estreno.

Al final, los viandantes que se habían quedado a presenciar el espectáculo desde el espigón, entendieron que no estaba chiflado del todo, habían presenciado un combate tan digno como se merecía una pieza de este porte. Un poco de agua para refrescar los aproximadamente 50 minutos de pelea y pongo proa para el puertito con mi primera súper captura, seguro que con el equipo pesado hubiéramos estado menos tiempo pero no hubiera sido ni la mitad de emocionante. A pesar de haber salvado todo el material y no romper nada del equipo, he decidido, con el buen asesoramiento del gran Sensei y con las características acorde a este equipo ligero, cambiar nuevamente el trenzado por otro algo mayor, con este cambio espero no tener tantas dudas si se volviera a dar una situación semejante. Otra recomendación que sigo a rajatabla es la de llenar los carretes de hilo (otro buen consejo de Arturo), desde luego es nuestra auténtica defensa sobre los grandes, junto a la paciencia y sangre fría que hay que mantener encima del kayak.

El bonito pesó, a las 15 horas de sacarlo del océano, 4,980 kg, según Arturo había que pesarlo justo al sacarlo del mar, porque pierden cantidad de agua. Por estos cálculos este ejemplar pudo pesar 5,500 kg aproximadamente. Cuando diseccioné su estomago para ver con que se alimenta, no pude distinguir nada claro, muchas raspas de peces pasto no muy grandes (esto me sorprendió) que andaban sobre los 10 cm. Había un esqueleto más entero que parecía de jurel pero es mucho aventurar por la descomposición, por lo apreciado en su estomago me pareció que este animal hacía bastantes horas que no comía. No se olviden que todo esto ocurrió sin madrugar…

Mi agradecimiento a PESKAMA en general y muy en especial para Arturo “Caballa”, porque gracias a vosotros ya estoy bautizado en el mar océano para la pesca desde kayak.

José Moreno (Belmaco), Isla de La Palma. Junio de 2009