Pescando en Almería

A finales del verano tuve la ocasión de organizar un viaje de pesca a Almería. En realidad la logística del viaje es cosa de mi mujer, yo me dedico a preparar el material, a estudiar la zona de pesca y a ponerme en contacto con los colaboradores de la zona.

Nos quedamos en el Levante almeriense, en un extraordinario entorno para la pesca desde kayak. El hotel a pie de playa, con unas instalaciones en las que tanto la familia como los amigos que nos acompañaban iban a disfrutar de lo lindo.

A pesar de que las previsiones meteorológicas no eran del todo favorables, al menos me permitieron echarme al agua al día siguiente y tuve la suerte de poder contar en esta ocasión con Luis «Cañero».

Quedamos citados en un pueblo cercano, al llegar al punto de encuentro ya estaba Cañero esperándome. Tras un fuerte abrazo empezamos a conversar sobre la pesca, claro, pero pasados unos minutos nos dijimos «ya está bien de charlas, vamos a pescar ¿no?«.

Decidimos tocar una zona en la que quizás tuviera la oportunidad de clavar algún buen mero, pieza que en ocasiones Cañero sube a bordo de su kayak en la época estival.

Llegados al pesquero lo que más me llama la atención es lo rápido que Cañero tiene lista su embarcación para echarse al agua, en parte debido a que normalmente pesca por la tarde, al salir del trabajo, y tiene que aprovechar las pocas horas de luz que le suelen quedar. También me sorprende que solo lleve una caña, pero como bien me dijo «Arturo, yo vengo a pescar a jigging«.
Por mi parte llevo dos cañas de jigging, ambas Lamiglas como bien sabéis, una de 30lb para la pesca más profunda y pesada, y otra de 20lb para el jigging ligero.

Una vez en el agua, Cañero ejerciendo de perfecto anfitrión me comenta que vamos a tocar unas piedras situadas a unos 30m de fondo. Una a una me comenta cada pieza capturada, coincidiendo con la cronología de capturas que bien conozco y que en parte también conocéis a través de sus artículos publicados en exclusiva en Peskama. Sin embargo hoy, las condiciones de deriva y de temperatura del agua no son las idóneas para levantar las piezas que andamos buscando.
Ya han pasado unas tres horas, no hemos parado de jiggear y no hemos tenido ni siquiera un pequeño toque a nuestros señuelos, en mi caso un kiku de molix de 160gr y en el caso de Cañero un inchiku de Hart de 150gr, a pesar de la gran cantidad de marcas que hemos probado.

Decidimos seguir pescando un rato más antes de parar para almorzar, y justo en la siguiente marca Cañero clava algo… No parece muy grande pero tira bastante, su caña Byron hace su trabajo y unos instantes después aparece un dentón de un par de kilos clavado por el opérculo. Esta era la razón de su resistencia, el no venir clavado por la boca. Bueno, al menos el primer escamudo está a bordo. Hora de comer.

Con fuerzas renovadas y un buen rato de charla, decidimos cambiar de zona buscando algo más de profundidad, los 60m. Había que palear al menos 2km por lo que decido montar un pequeño jig a modo de señuelo para curri aprovechando el desplazamiento, y unos minutos después capturo un par de llampugas que son inmediatamente devueltas al agua. De hecho intento no subirlas a bordo para desanzuelarlas, de esta forma sufren menos y están en óptimas condiciones para la suelta.

Llevamos muchas horas jiggeando, tantas que Cañero me comenta que normalmente sus jornadas de pesca son mucho más cortas, pero como todos sabemos mientras los señuelos estén en el agua siempre existe una oportunidad y yo quería la mía…

Queda escasamente una hora de luz y estamos bastante lejos del coche, Cañero me indica que hay un par de piedras interesantes en el camino de vuelta así que muy a mi pesar ponemos rumbo a la playa.
En esta zona Cañero ha tocado en otras ocasiones dentones, y como hoy no hacen acto de presencia las samas, intuye que podemos tocar algún dentón. Dicho y hecho, en la primera suelta de nuestros señuelos, Luis clava su segunda pieza… Esta es más grande y tengo la ocasión de ver a Cañero en acción.

Desde su pequeña embarcación resulta difícil trabajar el pez por el simple hecho que tiene que levantar en exceso sus brazos para poder sujetar las embestidas del bicho, pero cuando uno está acostumbrado a su embarcación lo complicado parece fácil, y unos instantes después sube su segundo dentón a bordo, éste ya pesa al menos los 4kg.

Con los últimos minutos de luz tenemos el tiempo suficiente de llegar a la playa, en la que Cañero utiliza la técnica de desembarco marcha atrás dado que hay un poco de oleaje.

Con el tiempo justo, unas últimas fotos, recoger nuestros kayaks y despedirnos con un fuerte abrazo con la consigna de volver a repetir una jornada de pesca a jigging.

De vuelta al hotel estaba realmente contento por el día de pesca que había compartido con Cañero, en mi caso no había embarcado ninguna captura pero la sensación de bienestar que me invadía era más que suficiente. He tenido la ocasión de comprobar que además de un extraordinario pescador, Luis es un auténtico caballero y compañero.

Un saludo y buena pesca.

Arturo «Caballa»
©PESKAMA2010