Paleando sobre «El Cielo»

Este artículo no va destinado a sopesar técnicas depuradas de pesca, materiales de calidad ni nociones sobre pesca, ya que, desde la más absoluta modestia creo que no poseo ninguna de ellas.

Hace mucho tiempo que PESKAMA es uno de los sitios donde paso más tiempo intentando entender cosas que antes ni imaginaba que existían y gracias a la ingente cantidad de información que este blog alberga y a la calidad del trabajo y de los miembros que aquí participan, mi vida como pescador y como persona está cambiando a una velocidad impensable.

Me llamo Fermín, tengo 35 años y me inicié en el mundo de la pesca, de la mano de mi cuñado Juan Carlos, cuando apenas tenía unos 8 años de edad. Embalses y ríos de Málaga fueron los que me dieron mis primeros peces (pocas veces dignos de mención) en forma de bogas, carpas, barbos, black bass y lucios y donde fui evolucionando lentamente pasando de la pesca de ciprínidos al lanzado, posteriormente en la modalidad de coup, para terminar envenenándome las venas con el mundo de la pesca a mosca. Esta modalidad es la que mas sensaciones me aportaba pues más que pescar se convertía en una forma de cazar depredadores acuáticos y me hacía disfrutar doblemente caminando largas distancias por orillas recónditas disfrutando no solo de la pesca, también de plantas, aves, reptiles, amaneceres, anocheceres, olores… que me acompañaban en cada salida. Añadiendo además la emoción que supone engañar a un pez con un señuelo construido por ti mismo. Si alguien de aquí lo ha experimentado, podrá dar fe de lo que se siente ante la explosiva picada de un black bass, cuando se pesca a “pez visto”.

A los 27 años, una jodidilla enfermedad me causó unas lesiones irrecuperables en una vértebra dorsal y en una de mis caderas y viví en carne propia términos como quimioterapia, trasplante de medula ósea, etc., por ello tuve que abandonar “la mosca” ya que no era capaz de caminar por los sitios donde anteriormente lo hacía, ni las mismas distancias. Pero la vida es generosa y un par de años antes puso al alcance de mi mano un kayak (un rotomod biplaza). En principio lo usaba para navegar por los embalses en los que pescaba, pero para hacerlo desde kayak. Al final lo usé para pescar, con lo cual mi motor ya no eran mis piernas sino mis brazos y os puedo asegurar que de ahí si estoy en plena forma.

Gracias a otro gran amigo y ex compañero de trabajo, Juani, un día salimos a remar por Guadalmar y con una pequeña caña de spinning ligero y una cucharilla ondulante, pesqué mi primer pez en mar y desde kayak, “una caballa mediana”, que a mí me pareció la madre de todos los peces. Ese día comprendí que me había enganchado a la pesca desde kayak en el mar. En apenas unos meses cambie de kayak, por uno más adecuado a esta modalidad y comencé a hacer mis primeras pescatas de peces ballesta, jureles y sarguitos. Pero nunca una pieza digna de mención hasta el punto de hacerme casi desistir.

Pues bien, volviendo a mi problema de salud, hace apenas un mes, me diagnosticaron una recaída que con total seguridad me va a tener mucho tiempo fuera de combate y es por ello que llevo días y días saliendo todo el tiempo que puedo para aprovechar cada minuto, cada hora, buscando el pez de mi vida, esa gran captura que cada pescador ansía, acumulando vivencias para convertirlas en recuerdos que una vez llegado el momento podré evocar de nuevo para evadirme en los malos momentos y hacer mi cruda realidad un poco más llevadera. Pero esa captura no llegaba, por falta de confianza, por falta de insistencia, por falta de técnica, por desconocimiento de la zona, que se yo…

Y un buen día, el pasado 30 de Abril, tuve la gran suerte de coincidir y conocer en la tienda donde suelo comprar señuelos, anzuelos, etc… a una persona que hace tiempo deseaba conocer y que para mí es un modelo a seguir.
Esa persona es, sin menospreciar al resto de pescadores, Arturo, el archiconocido “Caballa” que sin saberlo esa mañana me iba a dar un par de “consejos” que en dos salidas iban a dar sus frutos.

A sabiendas de las horas de remo, de madrugones, de horas de pesca sobre el kayak y del trabajo que cuesta encontrar una marca que te proporciones pesca, me quedé sorprendido y como no, enormemente agradecido de que Arturo me echara ese cable que todos los novatos necesitamos.

Es por ello por lo que hoy escribo aquí, para dedicarte, Arturo, este pez, esta captura, este recuerdo al que seguro que me aferraré en más de un momento para mantener intacta la ilusión con el fin de esperar que soplen vientos mejores y porque no, si Dios me lo permite, poder pronto volver a remar sobre nuestro Mediterráneo que para mí más que un Mar se ha convertido en “un Cielo” donde además de peces también se pescan sueños.

Quisiera dar desde aquí las gracias a “Caballa” por ponerme en el buen camino, a todo PESKAMA por compartir vuestra sabiduría y experiencia, a mi familia por preocuparse cada vez que salgo a pescar y, como no, a mi cuñado por iniciarme en el mundo de la pesca y que desde ahí arriba seguro que sonríe cada vez que pesco un pez.

Un saludo a todos y buena pesca.

Fermín, ©PESKAMA2011